Eswaramma, la madre elegida

Eswaramma, la madre elegida

Narración del profesor Kasturi: «El undécimo o duodécimo día del campamento, abordó a Shirdi Ma, la octogenaria señora que había conocido y adorado a Sai Baba de Shirdi, para contarle de una trascendental experiencia. Peda Bottu, apelativo por el que también se conoce a Shirdi Ma, relata el secreto que le confiara ese día. «Peda Bottu», me dijo Eswarama, «quiero contarte algo que me sucedió, pero no se lo repitas a nadie.» Me senté más cerca de ella y le dije: «¿Qué es? Dímelo». «¡Nuestro Swami es Dios!», susurró. Me eché a reír. «¿Por qué te ríes?», me preguntó. «No, no. No me estaba riendo de ti. Sólo me siento feliz de que te hayas dado cuenta ahora. Bueno, dime, ¿cómo llegaste a saberlo?», le pregunté. «Sabes que he estado con fiebre alta por cuatro días. Swami vino a verme.» «¿En un sueño?», le pregunté. «No», me contestó, «vino a verme cuando estaba dando vueltas en la cama. ‘Madrecita, ¿cómo te sientes?’, me preguntó. ‘Me duele todo el cuerpo’, le repliqué, levantando la mirada hacia El. Entonces… ¡cómo puedo explicarlo! No era El, el que tú y yo conocemos. ¡Era Ramachandra (Uno de los nombres de Rama, séptimo Avatar divino, el Ser Supremo ) con su corona y su arco! Levanté las manos unidas e hice esfuerzos por incorporarme y salir de la cama. Mas después de unos breves momentos volvió a ser Swami, me dio vibhuti como alimento y dijo: ‘La fiebre se irá’, y se fue.» «¡Eres bendecida en verdad! ¡Qué suerte tan única!», exclamé. «Nadie de nosotros ha tenido una visión de Sai Rama como Ramachandramurthy estando totalmente despierto y consciente.»

Esta Divina revelación representó ciertamente el más adecuado preludio para la fusión de ese sagrado rayo en la Llama Suprema, de la que había emergido. Swami, la personificación de esa Llama Suprema, develó El mismo los eventos e incidentes del último día de Eswarama, el 6 de mayo de 1972, durante uno de Sus discursos de esa fecha, el día dedicado a su memoria. Swami dijo: «Sucedió el día anterior a su deceso que, en medio de una conversación casual, (e pregunté de pronto: ‘¿Dime, hay algo más que desees?’. Ella contestó: ‘He terminado con mis peregrinaciones a todos los templos. He visto el más grande templo de todos y al Dios que reside allí. No siento deseos de nada más’. Mas Yo sabía que un pequeño deseo se escondía aún en un rincón de su mente: deseaba darle un regalo a una de las nietas para su cumpleaños. De modo que insistí para que aceptara 500 rupias para ir al bazar y comprar lo que quisiera. Hice que fuera con una de sus compañeras y volvió feliz con lo que había comprado».

El 6 de mayo de 1983, Swami continuó con el relato, hablando con mayor detalle del Día de la Liberación. «Este día es el Día de Eswarama. La importancia del Día es que se celebra como el Día de los Niños, un día en que a los niños pequeños se les debe recordar el ideal, un día en que ella encarnó un ideal. Nadie puede escapar a la muerte, mas el objetivo de cada uno debería ser acordarse, en el momento de la muerte, de (o Divino o albergar algún pensamiento piadoso o sagrado. La importancia de este Día es conocida por muchos.» Kasturi también habló entonces al respecto. Hay un dicho en telugu: «La evidencia de los buenos es la manera en que mueren». La devoción genuina se hace evidente en los últimos momentos. Voy a señalar un pequeño incidente concerniente a la bondad de Eswarama.

«Habían comenzado las clases de verano en Bangalore. Por la mañana, a las 7.00 había que servirle el desayuno a los estudiantes. Ellos estaban haciendo la ronda mientras entonaban bhajans (Nagara Sankirtan) y volvieron a las 6.00. Di Darshan cuando finalizaron. Entonces fui a tomar un baño. Entretanto, Eswarama había terminado de bañarse, tomó su café como de costumbre con alegría y fue a sentarse a la galería interior. Más tarde al dirigirse al baño, gritó de pronto: ‘¡Swami, Swami, Swami!’ A ello, respondí: ‘¡Vengo, vengo!’. Dentro de ese período lanzó su último suspiro. ¿Qué mayor signo de bondad se requiere? No tuvo necesidad alguna de que la sirvieran y la cuidaran. Swami vendrá a la memoria en esos momentos sólo para unos pocos. La mente, habitualmente, buscará y se detendrá en uno u otro objeto, joyas o valores. Desde la planta baja, ella gritó: ‘¡Swami, Swami!’. Yo respondí: ‘¡Vengo, vengo!’… y se había ido. Fue como el caso del elefante que llamaba y el Señor que llegó a bendecirlo: cuando dos cables logran estar conectados, la circulación se produce de manera instantánea.»

«Esta es la consumación auténtica hacia la que debe tender la vida. Junto a ella tenía, en esos momentos, a su hija Venkama y a su nieta Sailaja, pero ella clamó sólo a Swami. El no tener sino este anhelo en el último instante representa el fruto de una santa pureza. Es el signo de una vida ideal, adorable. Tal actitud ha de surgir por sí misma y no gracias a la intervención de alguna fuerza externa. Este es un ejemplo para aprender de él.»

Texto tomado del libro Eswarama, La Madre Elegida.

Coordinación de Devoción

OM SRI SAI RAM